Es tiempo de asumir riesgos

No es el crítico el que cuenta, ni el hombre que señala el tropiezo del fuerte o el modo en el que podrían haberse mejorado las acciones del héroe. El honor pertenece al hombre que está en la arena, cuyo rostro manchan el polvo, el sudor y la sangre, que luchan valientemente, que yerra y falla por poco una y otra vez, que conoce los grandes entusiasmos, las grandes devociones y que se gasta en una causa valiosa, quien en el mejor de los casos conoce al final las mieles del triunfo y el logro, y quien, en el peor de los casos, si fracasa, al menos fracasa arriesgándose, de manera que su lugar no estará nunca con esas frías almas que no conocen ni la victoria ni la derrota...

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