Acto-Consecuencia: tierra de nadie

Mucho nos mofamos en torno al “yo hago lo que quiero, lo que me da la gana, faltaría más, a mí me van a decir lo que tengo que hacer,......”, y de hecho el caos existente en todos los órdenes de nuestro pueblo, que cada día mina la calidad de vida del conjunto de vecinos, es un reflejo de que las normas y leyes no se están respetando.

Un ejemplo claro y cercano lo tenemos en nuestra actitud a la hora de aparcar, en todo el pueblo en general, pero de manera especial en El Puente. Recientemente, el Ayuntamiento de Guriezo  ha publicado el siguiente bando ante las quejas de cada vez más vecinos y viandantes:

Esto es lo que dice  el código de circulación: 

Marca amarilla longitudinal continua.

Una línea continua, de color amarillo, en el bordillo o junto al borde de la calzada, significa que la parada y el estacionamiento están prohibidos o sometidos a alguna restricción temporal, indicada por señales, en toda la longitud de la línea y en el lado en que esté dispuesta.

A pesar de que han pasado varias semanas, muchos siguen siendo los vecinos que continúan aparcando donde les sale del tema, sin importarles las consecuencias, así somos de chulos...

Esta mañana, operarios del Ayuntamiento han procedido a colocar señales verticales de prohibido aparcar, paso previo a que la Guardia Civil comience a denunciar a los vehículos que estén mal estacionados. Cuando eso ocurra muchos se echarán las manos a la cabeza y acudirán pesarosos al ayuntamiento o al cuartel para evitar la sanción. La pregunta es ¿realmente es necesario que nos recuerden por activa y por pasiva la necesidad de respetar las normas básicas de convivencia, por el bien de todos? ¿Es necesario?. Y nadie estamos libres de culpa...

Es evidente que tenemos un problema de educación y respeto en nuestro pueblo, ni mayor ni menor que lo existente en otros municipios, pero lo tenemos. Da igual que se trate de problemas a la hora de aparcar, excrementos de canes, basuras, suciedad, conductas antisociales,.... Da la impresión de que vivimos en un pueblo en el que, ante la falta de consecuencias a nuestros actos, cada quien hace lo que le sale de las pelotas, sin contemplaciones, produciéndose casos y momentos en los que la convivencia resulta complicada. ¿Realmente es necesario que tengamos que recurrir a la sanción, al palo, para poner orden y fundamento? 

Nos falta madurez como individuos y como colectivo. Cuando los fundamentos básicos que deben regir nuestra convivencia fallan, algo estamos haciendo mal, como vecinos, como padres, como hijos,... un fracaso colectivo.

Salud