Colegio Ubilla Nuñez
Escuelas inaguradas al principio del curso escolar en septiembre de 1930 por iniciativa de D. Modesto Ubilla Nuñez, nacido en el barrio de Balbacienta. Cuando era niño, tenía que ir todos los días desde Balbacienta hasta la escuela de Oriñón, pedanía de Castro Urdiales, donde estaba la escuela. Por ello de mayor, recordando aquello, creo una fundación en la que también participaba su mujer Dña. Higinia Nuñez, mandando dinero desde Argentina para construir este colegio, inicialmente regentado por religiosos maristas.
Tras la Guerra civil, no reabrió sus puertas hasta 1949, esta vez para niñas y con las religiosas Hijas de María Santísima del Huerto.
Se encuentra en el Barrio de Rioseco, en las inmediaciones de la Iglesia de San Vicente de la Maza. En los jardines, frente a la entrada principal un busto con pedestal alegórico recuerda el agradecimiento del pueblo de Guriezo a su hijo predilecto. En el frente se ha esculpido en relieve la imagen del Colegio, con una frase “Hágase la luz” y en los laterales, se han dispuesto unos medallones con figuras infantiles, una de niño y otra de una niña que sostiene una cartela con esta sencilla inscripción IMITADLE y una fecha, 1931. Su autor podía ser Manuel Cacicedo, artista que trabajo en diversas obras en Cantabria y que era natural de Udalla.
En principio Don Modesto pide que para regentar el Colegio se establezcan los Maristas y que se acojan a tres grupos de niños: pequeños, medianos y mayores, procedentes del Valle de Guriezo. Durante la guerra civil los religiosos abandonaron el centro y se cerró, hasta que en setiembre de 1949 vino a hacerse cargo de él la congregación femenina de Religiosas Hijas de María Santísima del Huerto que acogían a niñas de diversas edades. Crearon un centro de bordado y corte, después ampliaron el Colegio para internado, pero se cerró en 1985. En la actualidad ofrece las dependencias para diversos servicios: centro parroquial, acogida de grupos, campamento de verano, etc. La vivienda utilizada por las religiosas, fue un regalo de la mujer de Ubilla.
El edificio de piedra labrada tiene dos alturas, en la baja hay tres aulas y en el piso superior, las habitaciones y vivienda de la comunidad religiosa. Al edificio se le han añadido diversos servicios como capilla, despacho, sala de estar, cocina…
La fachada principal se distribuye en tres cuerpos, el principal acoge un ingreso moldurado de piedra, con escaleras que se repiten en los extremos, en lo que eran unos pórticos cubiertos. Sobre la puerta de entrada hay un balcón, con un tejadillo que lo enmarca y diferencia de los cuerpos laterales que se rematan en alero. Sobre todo ello enmarcados por pilastras rematadas con prismas hay en la actualidad una franja con la advocación religiosa AVE MARÍA, donde antes ponía Fundación Ubilla Núñez y el antiguo reloj ha sido sustituido por una cerámica con la imagen de la Virgen del Huerto.
Destaca el ritmo que la seriación de arcos de medio punto imprime a la fachada, ya que se reparten cuatro a cada lado, decorados con molduras semicirculares, una cornisa corrida recorre la fachada hasta los extremos y separa las alturas, en los extremos, a modo de cortafuegos se erigen sendos enmarques de piedra, sobre ellos en el segundo nivel cuatro vanos rectangulares enmarcados en caliza se disponen a cada lado.
La propiedad se cierra con muro y verja de hierro.
El constructor parece ser Pascua, de Castro Urdiales, según información oral, pero desconocemos quien fue su arquitecto.
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