Fanatismo, la gran lacra social...
El fanatismo se define actualmente
como el apasionamiento y tenacidad
desmedida en la defensa de creencias u opiniones, especialmente religiosas
o políticas.
La adhesión incondicional a una causa, sin límites ni matices, hasta el
extremo de realizar cualquier tipo de acción en su favor, incluso matar o morir
por ella. Es un fenómeno
tan viejo como la humanidad. Los expertos
indican que la consecución de esta posición sería más bien un pretexto de los
fanáticos para dar rienda suelta a sus impulsos reprimidos, sus
fracasos personales y su narcisismo; entre otros.
Mientras las
personas no fanáticas tienen ideas, los fanáticos tienen creencias, que son funciones
adaptativas para lograr certidumbre y seguridad. Y no lo digo yo, lo dice
Enrique Echeburúa, catedrático de Psicología Clínica de la Universidad del País
Vasco, todo un maestro y referente en la materia.
A este
posicionamiento fanático suele acompañarle el pensamiento dicotómico: si nos
estás conmigo, estás contra mí. Esta distorsión de la realidad es un rasgo
mental muy común en este tipo de perfil, la sobrevaloración afectiva de sus
creencias. Viven su fanatismo de modo muy intenso, por eso se enfadan si los
contradices, y esto puede llevar a actitudes violentas (a nivel verbal y/o físico),
porque les hace ver a los discrepantes como enemigos.
Habitual,
asimismo, la cosificación del contrario/del “enemigo”, lo cual les permite –y esto
es algo terrible– tapiar con prejuicios y estereotipos sus mínima
capacidad de empatizar o ver la gravedad (personal o social) de sus acciones.
Según Viktor Frankl,
el fanático posee dos rasgos esenciales: a) la absorción de su individualidad
en la ideología colectiva; y, b) el desprecio de la individualidad de los
demás.
Más
aún, otros expertos amplían el número de características que debiera poseer un
fanático:
1. Creen poseer la
verdad y, por ende, no admiten que ésta sea cuestionada. Es decir, sobrevaloran
afectivamente sus creencias, las viven con demasiada intensidad.
2. No razonan
mucho ya que lo que piensan lo convierten en dogma de fe. Es común que piensen
dicotómicamente; es decir, en términos de blanco y negro.
3. No mantiene una
“mente abierta” a otras creencias ni a otras opiniones. Por el contrario, su
mente se cierra y desprecian lo diferente. Como se señaló anteriormente, con
gran facilidad dividen el mundo entre “nosotros y ellos”.
4. Imponen sus
ideas a los demás; incluso, por medio de la violencia.
5. Se alteran con
facilidad.
6. Se perciben a
sí mismos como víctimas obligadas a luchar.
7. Son
irracionales y obsesivos.
Llevamos
décadas, siglos... soportando este tipo de "acoso y derribo" social
que impide cualquier posibilidad de dialogo, de crecimiento social, colectivo.
Es agotador a la par que tremendamente nocivo y tóxico. Mientras algunas
personas siguen en esta trinchera del fanatismo sordo y lesivo, quienes les
conducen hasta allí, siguen utilizando la mentira, la media verdad y la compra
de voluntades para satisfacer su cerebro enfermizo, su odio atesorado en en
frasco pequeño disfrazado de buenas voluntades.
Agotado
y harto...
Salud,
si nos dejan...
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